Descripción
El blanco a donde se dirigen los poemas del Libro de la vigilia es esencialmente la realidad y sus construcciones volátiles, su frágil condición que depende de la mirada para sostenerse. El desplome de esa construcción debe ser contemplado, por eso la poesía exige la vigilia, la acechanza, un proceso de desvelo, quitar el velo y comenzar a ver hacia el fondo porque “es imposible continuar mirando sin ver”, dice uno de los poemas. Habrán de nombrarse el horror y la belleza; habrá de aceptarse el misterio; habrá de encontrarse un sonido “distinto al parloteo”, y así sucede en el libro.
“La vocación en la poesía de la autora se relaciona íntimamente con el viaje personal y el despojo de las estructuras con una voluntad crítica.El lector encontrará una estética profunda en fondo, pero cercana en su forma. Pareciera que la voz lírica dudara de todo, incluso del yo como entidad. Se renuncia a la norma y al nombre preestablecidos a favor de una experiencia que trascienda lo visible; el cuerpo ya no vale en un sentido personal sino como mímesis de un espectáculo místico a donde sólo se puede acudir si se abren los sentidos y se lleva cierta disciplina”, escribió la poeta Ana Corvera sobre estos poemas.
A la caza de fantasmas, de mitos antiguos perdidos en la modernidad, el Libro de la vigilia mantiene su poética y la amplía en esta segunda
edición, que incluye además algunos poemas nuevos con los que sostiene su tono original.