Descripción
Los escritores a quienes les interesa en verdad la literatura son, hoy en día, bastante escasos. La mayoría escribe historias o desea ganarse un espacio en el mundo de las letras; publica libros, da conferencias e incluso edifica una vida o rutina de escritor profesional. Pero la comodidad no es amiga de las buenas historias, a no ser que el escritor tenga un talento
genuino o una voz propia. Héctor Iván González, en Los grandes hits de Shanna McCullough, respalda mi comentario. En sus relatos el río de las historias corre, ágil y sencillo, sobre cauces naturales, no impostados y mucho menos artificiales. Es un observador nato y su lenguaje extiende la simpatía familiar. En varios relatos suyos las mujeres son tan reales
que nos intimidan, se presentan como una ficción cuya gravedad no es ajena a cualquiera que se haya arriesgado a vivir sus pasiones de una manera gentil. Sean Ágata, Marlene, Silvia, Guadalupe o la estrella de una virtual pornografía, todas ellas hilan un tramado sentimental y pasional que atrapa a los buenos lectores: todas ellas son puntos cardinales de una
obsesión y de una mirada. El romance colegial, la afición por las meretrices, el amor convencional, el deseo que toma rostros impredecibles: a veces crueles, en ocasiones felices y efímeros, pero siempre intensos:
todo ello crea la orientación y la sustancia del libro. Relatos que suma dos a otras historias divergentes dan lugar a una obra abundante en sorpresas, sea la desgraciada vida de un revolucionario o la odisea de unos buscadores de tesoros inéditos y extravagantes cuya ternura, ingenuidad y tesón me parecen inéditos en la literatura, en mi experiencia como
lector y en la curiosidad de todo escritor que sabe que el mundo de la ficción aun continúa incompleto.
Guillermo Fadanelli