Descripción
La figura paterna es motivo central de los poemas que componen Tristera. El padre es memoria y ofrenda, su muerte se nos cuenta entre fotografías, camas de hospital y cajas de zapatos donde Fernando Trejo guarda las imágenes que la pérdida se encarga de agrupar, pero también los silencios que nos piden quedarnos más de un minuto de su lado cuando se enfrenta una despedida. “En un padre, inaccesible y oculto como un dios, no puedo pensar directamente”, escribió Pierre Michon, partiendo de estas palabras del narrador francés, podríamos decir que el padre de los poemas de «Tristera»; es un dios cotidiano, un ser de nietos y un director técnico de futbol, alguien que persigna a su familia, la bendice y la visita después de muerto; una mariposa negra y un caballo que baila en el fuego. El padre en este libro es un fantasma y, al mismo tiempo, la presencia más viva cuando se le invoca por medio de las palabras, los hábitos y las huellas que dejó marcadas en su estirpe. Trejo nos recuerda que los poemas son fotografías, pero también el negativo que cada una de ellas arroja, pues escribir sobre el padre es un oficio que se hace en la sombra, en un cuarto oscuro donde se revelan las imágenes, el material sensible a la luz, lo que se filtra entre cada verso, el padre al que no conoceríamos si no fuera porque podemos observarlo a través del lente de la poesía.
Christian Peña