¿Cómo leer fábulas feministas? Así, tal cual, leyendo. Por Dina Tunesi

¿CÓMO LEER LAS FÁBULAS FEMINISTAS?

ASÍ, TAL CUAL, LEYENDO

Hay un antes y un después de la pandemia y ahora así dividimos la vida, ¿no?: “Yo era tal cosa pre pandemia, pero ahora…”. Es un evento importante que condicionó la vida de todas las personas. Bien, pues desde aquí escribo: antes de la pandemia, literalmente algunos meses, fui a la FIL de Guadalajara. Trabajaba con una editorial y me la pasé doce días intercalando las doce horas a cubrir con mi compañera para no cansarnos tanto. Yo nunca había ido a la FIL, y tampoco volví post pandemia, pero me acuerdo que me impresionó el tamaño de los salones: de verdad no exageraban las personas cuando decían que la FIL es un monstruo. Al concluir la FIL, doce días después, confieso que no fui capaz de visitar todos los stands.

El país invitado era India; la estación principal era blanca y había un montón de luces colgadas y una especie de serie de mandalas de colores que se suspendían del techo. Al atravesarla, lo primero que pensé fue “Ah, nunca he leído literatura de la India; en general creo que me es un poco ajena la literatura del Oriente”.

A meses de distancia de la FIL llegó a mis manos, por casualidad, Fábulas feministas y otros textos, un libro que, al menos por cuenta propia, probablemente no hubiera encontrado. Fue un regalo y desde entonces prometí escribir esta reseña. Me llamó la atención el nombre de la autora: Suniti Namjoshi. Resulta que es una mujer nacida en la India y que se radicó en Canadá.

Publicada por Paraíso Perdido en 2019, Suniti Namjoshi llegó a la lengua española con esta recopilación de varios textos traducidos y seleccionados por Ave Barrera y Lola Horner. El libro fue editado con el propósito de celebrar al país invitado en esa FIL. 

En el “Prólogo en diálogo”, escrito por las traductoras, se discute el reto que fue el acercamiento a una literatura ajena a la tradición de occidente. Y es que, ¡es verdad! El primer obstáculo que se me presentó durante mi lectura fue la desconfianza: ¿Cómo voy a entender una literatura de la cual no tengo ni idea? 

Me sentía ajena al libro porque no tenía idea de cómo aproximarme a él. Recordé que una maestra, que siempre citaba a Borges, nos decía que nos adentráramos en la lectura con la inocencia y asombro de un niño. Probablemente esté citándola mal y, además, trastocando las palabras del mismo Borges. Lo importante es que necesitaba un punto de partida para poder leer sin prejuicios autoimpuestos. 

“Fábulas feministas”. Claro, Suniti Namjoshi era una mujer lesbiana. Puedo entenderla, en cierta medida. El punto de partida, para mí, fue entenderme como una mujer queer y feminista. Y es que el detalle es que la obra de Namjoshi, porque recordemos que este libro es una selección representativa de su obra, solamente hace eco de los problemas y fallas del sistema heteropatriarcal que se replica en todas partes. 

Las fábulas son relatos que pretenden educar a través de objetos inanimados o animales. Es curioso: la última vez que leí una fue hace muchos años y la saqué de un libro de colecciones de fábulas que me regaló mi abuelo. Pero Namjoshi las trabaja a partir de un ejercicio que me parece muy divertido: las imágenes. Las fábulas de la Burra Azul nacen de una pintura de Marc Chagall. Y en general hay muchos textos que nacen de pinturas. 

Estas fábulas en particular me gustan porque ponen en evidencia, a través de la sátira, lo ridículo. La Burra Azul vive junto a un puente rojo y un día los gobernantes de la región deciden que es antiestético por el contraste de su pelaje con la pintura del puente. Entonces el posible desplazamiento de la vivienda de la Burra se convierte en un asunto político. Llegan a tal grado de exigirle que cambie el color de su pelaje a, al menos, un tono gris, pero que lo correcto sería que fuera de un inmaculado blanco. La Burra no le toma importancia y responde “Ni puedo, ni quiero”. Les aconseja que lo reconsideren y en el proceso se acostumbran a su existencia. 

Puede verse como una metáfora muy amplia; es posible aplicarla a cualquier contexto. Por ejemplo: que si los tatuajes de una persona incomodan a los demás, que si su orientación sexual, que si su forma de creación literaria… El detalle es que resulta ridículo exigirle a alguien cambiar su aspecto o forma de expresión sólo porque a los otros les podría incomodar. ¿A quién afecta? Y todo esto surge de un estímulo de una pintura de Chagall. 

Una asumiría que el libro recopila, en su mayoría, fábulas, lo cual, hasta cierto punto, es verdad. Pero la realidad es que Namjoshi es una escritora multifacética: la parte de “otros textos” del título resume el contenido del libro que vale la pena dar a conocer: hay un repertorio amplio de fábulas, cuentos, relatos, poemas y textos híbridos, además de notas inéditas de la autora para cada colección de textos. 

Me gustó el detalle de incluir estas notas de la autora porque nos da un vistazo a sus procesos creativos. Es como ser testigos del camino que recorrió: “La mayor parte de lo que escribía se iba al bote de basura, y sólo a veces, si tenía suerte, después de varias semanas, conseguía dos versos que valía la pena conservar”. (87). Pero soy el tipo de lectora que prefiere adentrarse a los libros como quien se avienta al vacío; suelo saltarme los prólogos cuando empiezo a leer y una vez que mis ojos registran el punto final, en automático regreso a las primeras páginas que desconozco por elección propia. Así que algunas veces las notas de la autora me condicionaban lo que leería a continuación. Tal vez, por capricho personal —porque claro que lo es— yo hubiera hecho un compendio de estas notas y lo hubiera colocado como un prólogo de la autora o un apéndice. 

Aunque, por otro lado, hay una sección que me encanta: “Carne y papel”, que encierra los poemas “Todas las palabras” y “Especie perdida” que residen, originalmente, en el libro Flesh and paper. En la nota de la autora relata que ella y su compañera de vida, Gillian Hanscombe, comenzaron a compartir correspondencia y poemas a larga distancia en 1984 y, antes de que se dieran cuenta, habían creado un libro escrito a dos manos. Nunca lo firmaron bajo un sólo nombre. Me parece lo más íntimo y romántico que jamás he escuchado y, sin esa nota que precede los poemas, probablemente no hubieran tenido el mismo impacto en mí. 

TODAS LAS PALABRAS

Todas las palabras se lanzaron al aire como las cartas
de Alicia, como pájaros al vuelo, formando, re-
formando, desviándose y levantándose, y cada palabra
dice que es amor. El gato dice que es amor. 

Dice: «Yo soy y yo amo». Y el cervatillo
en el bosque que perdió su nombre, come
de tu mano. Te dice: «Mi nombre es amor».

Y todo el bagaje del caballero blanco se agita y grita

que es amor. E incluso la azucena, incluso la rosa

declaran solo que son ellas mismas. Y dicen 

que son amor. Todas las pequeñas palabras dicen 

que son amor, el espacio intermedio, el enlace

y la lógica del amor. Y no puedo hacer ningún progreso 

y ahora, tú eres, yo soy, y nosotras amamos. 

Hay cosas que nos hacen sentir cercanos con nuestras parejas: compartir una almohada por la noche, el intercambio de miradas cómplices cuando sabemos la historia detrás de las acciones de nuestros amigos o algo tan sencillo como beber del mismo vaso. Pero lo que tienen Hanscombe y Namjoshi es verdaderamente envidiable: comparten la carne en el papel. Leer y escribir a dos voces sería como entrelazar las almas, desconocer dónde empieza una y la otra. 

Los libros de autoras completamente nuevas y desconocidas en mi biblioteca personal siempre son un gran hallazgo. El esfuerzo que han hecho Ave Barrera y Lola Horner por darle la bienvenida en español a Suniti Namjoshi es algo que celebro con la esperanza de que, en un futuro, no muy lejano —espero—, pueda colocar otro libro más de ella en mis repisas. 

Acerca de Dina Tunesi.

Egresada de la Licenciatura en Letras por la UDEM con enfoque en Historia del Arte, ha publicado en distintas revistas literarias. En 2018 fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León con el proyecto de poesía “Viva Las Vegas” y en verano del 2019 formó parte de la generación del Curso de Creación Literaria para Jóvenes en Xalapa por la FLM. Asistió al Décimo Encuentro Internacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura en Culiacán organizado por alumnos de la UAS. Se tituló con el proyecto de poesía “Estudio de estados de ánimo”, un ejercicio de écfrasis. Fue parte del equipo de edición del tomo “A golpe de linterna”, más de cien años de cuento mexicano, publicado por la editorial Atrasalante; actualmente es editora en jefe de la editorial 42 Líneas.

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