El 15 de diciembre, ya para cerrar este difícil 2022, la literatura mexicana de nuevo fue sacudida por una dura despedida. El poeta (ensayista, narrador y traductor) Luis Aguilar se nos adelantó a los 53 años de edad. Y hoy, a manera de un sencillo homenaje, queremos compartirles cuatro poemas de este gran escritor nacido en Tamaulipas.
Les dejo todo el tiempo.
Eliseo Diego
Dejo la mesa puesta y el vinagre abierto. Dejo todo el mar y el peine coralino de la rabia. Les dejo también [a quien ansíe] la fiera más feroz de cuantas hubo: es, toda suya, la memoria.
Con el fervor mexicano hacia el tequila. Con el orgullo irlandés por la libertad. Con el ritmo brasilero de la danza. Con la fe inquebrantable de Jonás.
Vivirnos.
Mi rostro es una piedra
ahogándose en el fondo de aquel río
En el árbol desatados
el viento y el cenzontle
Cruje un bosque en cada rama
al alarido de la diáspora
Desesperada ante la noche
Abrazo tu distancia pero
Un cerrojo oscuro
esputa dientes como flechas
[Infinitos tulipanes
cultivados por tus manos]
Atisbo la ventisca enfurecida
Mis pupilas en un
álbum de canguelos
Cierra la noche detrás de mis espaldas
La lágrima es ya mi calendario
Vas a saberlo tarde. Saber lo tarde. Justo como se sabe siempre todo lo importante
: cuando
la vida sea mi desmemoria. Hubo un saber sentir que nunca tuvo límites ni tiempo. [El canon sabe que todo lo demás es accidente, caramillo de luces, insensatez. Desinterés por el origen del abismo] Saltar de vagón en vagón sirve si acaso para bajar del tren con un libro entre las manos; manos que entregarán el libro en otro cuerpo [Aprender algo nuevo, aunque todo canon se parezca más a un cementerio que a una escuela]